Texto
En la tradición occidental, el texto, la obra dramática, se ha considerado siempre la pieza esencial del teatro, llamado "el arte de la palabra". Dado que, de forma más matizada, esta orientación predomina también en las culturas orientales, cabe cuando menos admitir como justificada tal primacía. A este respecto deben hacerse, no obstante, dos consideraciones: en primer lugar, el texto no agota el hecho teatral, pues una obra dramática no es teatro hasta que se representa, lo que implica como mínimo el elemento de la actuación; en segundo lugar, son numerosas las formas dramáticas arcaicas y los espectáculos modernos que prescinden por completo de la palabra o la subordinan a elementos cual la mimica, la expresión corporal, la danza, la música, el despliegue escénico.
Dirección
La personalidad del director como artista creativo se consolidó a fines
del siglo XIX, aunque su figura ya existía como coordinador de los
elementos teatrales, desde la escenografía
a la interpretación. A él corresponde convertir el texto, si existe, en
teatro, con los procedimientos y objetivos que se precisen. Poderosos
ejemplos de dicha tarea fueron los alemanes Bertolt Brecht y Erwin Piscator, dedicando su energía a conseguir del espectador su máxima capacidad de reflexión, o el ascetismo del polaco Jerzy Grotowski. Actuación
Las técnicas de actuación
han variado enormemente a lo largo de la historia y no siempre de
manera uniforme. En el teatro occidental clásico, por ejemplo los
grandes actores, los "monstruos sagrados", tendían a enfatizar las
emociones con objeto de destacar el contenido de la obra, en la comedia del arte el intérprete dejaba rienda suelta a su instinto; los actores japoneses del Nō y kabuki,
hacen patentes determinados estados de ánimo por medio de gestos
simbólicos, bien de gran sutileza o deliberadamente exagerados.En el teatro moderno se ha impuesto por lo general la orientación naturalista, en que el actor por medio de adquisición de técnicas corporales y psicológicas y del estudio de sí mismo y del personaje, procura recrear en escena la personalidad de éste. Tal opción, evolucionada en sus rasgos fundamentales a partir de las enseñanzas del ruso Konstantín Stanislavski y muy extendida en el ámbito cinematográfico, no es desde luego la única y en último extremo la elección de un estilo interpretativo depende de características del espectáculo y de las indicaciones del director.
Sin embargo, actualmente, a inicios del siglo XXI, la actuación teatral con tendencia naturalista está siendo replanteada seriamente. La teatralidad contemporánea requiere una crítica del naturalismo como simple reproducción del comportamiento humano, pero sin lazos con su entorno.
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